El ideal de imagen fotográfica por su naturaleza utópica, abstracta, liquida e inmaterial no es posible alcanzarlo. Tampoco es deseable. Lo que sí creo que es conveniente es bordear sus contornos, respirar su aliento cercano y acompasar el palpito de su existencia probable y contingente.
Con el texto que sigue intento sintetizar poéticamente el ideal que persigo para que mi hacer fotográfico no se diluya en ese inmenso mar de imágenes huérfanas de cualquier atisbo de trascendencia espacial, temporal, vital y estética.
Si la imagen no habla por sí misma
Me quedo con la palabra y su relato
Si la imagen y la realidad no se diferencian
Me quedo con la mirada que la significa y la interpreta
Si la imagen no ilumina y revela las sombras por un instante
Me quedo con la eterna penumbra de lo conocido
Si la imagen no es única e irrepetible
Me quedo con la idea soñada de su forma.