mj pineda

3 de jun de 20202 min.

La melodía de las imágenes

Actualizado: 25 de jun de 2021

La imagen fotográfica única y solitaria en su existencia temporal puede contener por su temática y composición formal todo un caudal de información o evocación poética que exceda su propia condición o naturaleza, pero formando parte atributiva de una entidad mayor, ya sea libro, exposición o audiovisual, consigue ampliar y extender aún más todo su potencial expresivo y comunicativo, pues como decía Ulises Carrión “todo forma parte de una estructura superior”.

De estas tres plataformas tanto el libro como el audiovisual son las más idóneas a nivel doméstico (el formato expositivo es casi siempre inviable por coste y logística) para dotar a una serie de fotografías no solo de un corpus unitario reconocible y material sino también de un sentido que desborde y trascienda su propio límite o campo semántico.

Dos soportes que tienen la facultad de ordenar el fluir aleatorio y disperso de las imágenes, contenerlas en un formato homogéneo y proporcionarle un amplio y plural sentido de recursividad y recurrencia a través de los medios expresivos implícitos en el propio encadenamiento secuencial de las imágenes.

Además comparten un nexo común que las envuelven y singulariza. Es el aliento musical que en ambos casos los atraviesa, impregna y conforma. Una música que en el libro queda contenida de manera implícita y pregnante en la propia secuencia visual, como una melodía interna e insonora de notas, acordes, pausas, tonos, acentos y silencios que tejen con las imágenes una urdimbre armónica de asociaciones, encuentros, enfrentamientos, analogías y concordancias.

Por el contrario, en el audiovisual la música se manifiesta explícita, como una elección del autor, que va marcando el ritmo, la cadencia y el tiempo en que aparecen y permanecen las imágenes, dotándolas voluntaria o involuntariamente de una carga emocional extra a su propia materialidad efectiva, quedando revestida de una capa invisible y permeable de rotunda significación icónica y simbólica.

Dos cuerpos en los que las imágenes solitarias, al igual que el verso en el poema, el acorde en la melodía o el trazo en el cuadro, encuentran su acomodo, su raíz común, su unidad con el mundo. Su estructura superior.

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